Para algunos, volar es una aventura, mientras que para otros es una simple rutina.
Nunca se sabe qué tipo de personas interesantes conocerás mientras estás a miles de pies de altura.
Las historias de este artículo muestran que casi todos los vuelos pueden tener momentos inesperados y divertidos.
La historia:
En mi vuelo, estaba sentado al lado de una chica con actitud: labios carnosos, un bolso de Dior,
el último modelo de smartphone y uñas largas pintadas. Cuando empezaron a servir la comida, le preguntaron: “¿Pollo o pescado?”.
Ella dijo: “¿No tienen ostras?”.
La azafata respondió: “Tenemos fideos instantáneos con sabor a ostras.
¿Quieres un poco?”. La chica hizo una mueca y dijo que no tenía hambre.