La sorpresa inesperada del cumpleaños

En mi 80 cumpleaños, no quería nada más que ver a mi hija, así que decidí sorprenderla yendo a su casa. Cuando abrió la puerta, parecía nerviosa y me preguntó: “Papá, ¿para qué estás aquí?”. Sonreí y le dije: “Solo quería estar contigo en mi cumpleaños”. Sin embargo, su respuesta fue inesperada: “Papá, no puedes quedarte. Tengo mucho que hacer”. Sintiéndome dolida, me ofrecí a esperar en el sofá hasta que estuviera libre, pero ella insistió: “No, papá, realmente necesitas irte de inmediato”. Mientras caminaba de mala gana hacia mi auto, escuché ruidos dentro de la casa. Mi preocupación aumentó, así que miré por la ventana y vi a dos extraños moviéndose dentro.

Preocupada por su seguridad, llamé a la policía. Los oficiales llegaron en minutos y se acercaron cautelosamente a la casa. Después de unos momentos tensos, salieron con los dos extraños esposados. Mi hija, con lágrimas corriendo por su rostro, salió corriendo a abrazarme. “Papá, lo siento mucho”, lloró. —Estaba tratando de protegerte. Esos hombres entraron justo antes de que llegaras. No sabía qué hacer y no quería que te hicieran daño. —Me sentí aliviada mientras la abrazaba con fuerza—. Está bien, cariño. Me alegro de que estés a salvo. —La policía tomó nuestras declaraciones y nos aseguró que los intrusos se enfrentarían a la justicia. Mi hija y yo pasamos el resto del día juntas, lo que hizo que fuera el cumpleaños más memorable que podría haber pedido.